SE HA ESCRITO UN CRIMEN
Una tarde calurosa como pocas, en
Madrid, ciudad en la que parece haber solo dos estaciones, verano e invierno. La
primavera empezaba a florecer y ahí estaba yo, aburrida en casa, con el sol
invitándome a salir a la calle desde el otro lado de la ventana. Buscando escapar
del tedio decidí por ir a dar un paseo por el Parque del Buen Retiro.
Era muy agradable ver que la gente
paseaba, hacía yoga o montaba en bicicleta. En fin, infinidad de actividades
entretenidas que me ponían los dientes largos. Parecía que no iba a haber forma
de hacer entretenida aquella tarde, o eso pensaba yo.
Después de un largo paseo, con
las piernas pidiéndome un parón, opté por descansar un rato sentada en la
orilla del lago. El aire fresco propio del ocaso empezaba a azotar mi cara,
mientras One Direction sonaba en mi móvil. Una gran sensación de tranquilidad. Tranquilidad
que fue truncada en el momento en que fije la vista en el lago. Allí, flotando
en la superficie, acostumbrada a ver patos o pedazos de pan que los ancianos
lanzan, vi algo extraño, algo que no me cuadraba en aquel lugar.
¿Qué más podría hacer yo que
acercarme? Sí, dicen que la curiosidad mató al gato, pero no pude evitarlo. A medida
que me aproximaba a aquella zona de la orilla, el extraño objeto me resultaba
más familiar. Pero no podía ser. ¿Qué hacía un objeto de esas características
en un lugar como ese? Aquel objeto reflejaba los cuatro rayos de sol que
quedaban en el cielo, que junto con el reflejo del agua hacían muy difícil la
visibilidad.
Cuando me acerqué lo suficiente,
ya casi mojándome los pies, descubrí que lo que pensaba era cierto. ¡Era una
botella de cristal! Como las que mi padre tiene en el salón, con barcos en
miniatura en su interior. Pero éste era diferente, no había barco dentro, sino
unos papeles. Cuando conseguí alcanzarla, no dudé un solo momento en abrirla. Me
moría por ver su contenido.
Sentada en el césped, procedí a
quitar el corcho que tapaba la botella y dentro encontré dos papeles
diferentes: el primero era un recorte de periódico, y lo acompañaba una carta
escrita a mano. Tanto un papel como el otro lucían un tono amarillento, parecido
al que tienen los papeles antiguos que guarda mi abuelo en su extensa
biblioteca.
Estaba muy, pero que muy nerviosa.
¿Qué serían esos papeles que alguien se había preocupado de guardarlos con tanto
mimo? ¿A quién irían dirigidos? El temblor en las manos complicó la tarea de
sacarlos de la botella y abrirlos.
El recorte de periódico era del año
1921 y su titular decía así: El Marqués
del Condumio ha sido asesinado. La noticia explicaba que, tras semanas de
investigación, la benemérita no había conseguido dar con el asesino y, de esa
manera, tampoco con el móvil del crimen. El caso se archivó sin resolver.
La noticia me decepcionó. ¿Dónde estaba
el interés en la muerte de un marqués de “nosequé” hace casi cien años? Pero la
carta, y su lectura, volvieron a despertar mi curiosidad. La carta comenzaba
con las siguientes palabras: “estimado aventurero”. A medida que avanzaba en la
lectura, la cosa se iba poniendo mucho más interesante de lo que parecía en un
primer momento.
El autor me invitaba a investigar
ese crimen, dándome una serie de claves que me llevarían a averiguar quién
cometió el crimen y por qué. Parece que el autor no escribía directamente el
nombre y el motivo del asesino por salvaguardar su propia seguridad. Las pistas
que leí, me indicaban que para comenzar la búsqueda debería dirigirme a la
Ronda de Atocha nº 27. ¿Me ayudas a resolver el misterio? Las claves de la
carta dicen así:
- Saliendo
del colegio, dirigíos a la calle que debe su nombre a Juan Luis Ossorio. Si bien
es verdad, que la calle tiene el nombre de cómo a este señor se le conocía más
comúnmente.
- Una
vez en esa calle, recorriéndola debes atender a una tienda de muebles situada a
continuación de una furgoneta de un centro de día. En esa tienda se oferta un
sofá, a un precio. Apunta las dos primeras cifras de ese precio.
- Una
vez hayas llegado al fin de la calle, deberás dar un pequeño salto hacia una
calle con el nombre de una Comunidad Autónoma limítrofe con Alicante, Albacete,
Almería y Granada.
- Siguiendo
esa calle, llegarás a una sucursal del banco Santander. El portal que verás a
su izquierda tiene un número capicúa, apunta solo uno de los dos números
iguales que aparecen. No olvides que al apuntar los números que te voy
indicando por separado, cada número que te digo es independiente.
- Siguiendo
por la misma calle, habiendo pasado por una tienda de pieles, encontrarás un
coche verde. En ese mismo lugar donde está el coche, en la acera de la derecha
verás una tienda de decoración de muebles. Su nombre solo tiene tres letras,
deberás tomar nota de la que está en medio.
- Si
seguimos caminando, encontraremos una tienda, también en la acera de la derecha
el “rastrillo del azulejo”. A la derecha de este local, veremos que hay otro
con un cartel de fondo blanco y letras y números azules. A las dos primeras
cifras de ese número, réstale 4, y el número resultante es el que deberás
apuntar.
- Te
detendrás cuando llegues a la calle que debe su nombre a un antiguo alcalde de
Madrid que estuvo poco más de un mes en el año 1843, siglo XIX, de nombre
Francisco. Una vez ahí, volveremos a dar otro salto en el mapa, atravesando la
estación de trenes de Atocha.
- No
puedes pasar a la siguiente pista sin tomar nota, con números arábigos, del
siglo en el que este señor fue alcalde de Madrid.
- Tras
atravesar la estación de Atocha, saldrás a la Avenida de la ciudad condal,
donde visualizarás un monumento hecho en honor a las víctimas del atentado del
11 de marzo. En este triste acontecimiento encontrarás la siguiente pista. Debes
sumarle 1 al número del mes en el que
tuvo lugar el atentado.
- La
última calle que tendremos que seguir, y que nos llevará a nuestro destino,
recibe su nombre de un rey Borbón, conocido como “el Pacificador”.
- Antes
de llegar a nuestra meta, deberás tomar nota, en el orden que te digo, del
cuarto número que has apuntado, del primero y otra vez del cuarto.
- Sabrás
que has llegado al museo al que nos dirigimos cuando veas una bandera de
España. Esta se sitúa en la puerta de nuestro museo. El Museo Nacional de
Antropología.
Cuando entres en el museo, tendrás
que darte una vuelta por la sala de Filipinas, y allí encontrarás una zona
reservada para la música y las actividades lúdicas. En una de las vitrinas
encontrarás una colección de instrumentos que el padre del Marqués del Condumio
le dejó a este en herencia, con la condición de que si su hijo moría, esa
colección pasaría a manos de…
* El
nombre del asesino lo averiguarás sustituyendo cada número que has apuntado por
la letra del alfabeto que ocupa ese lugar (Ejemplo: h-8 / t-21)
* La
herencia que recibiría el asesino por la ausencia del Marqués del Condumio son
cuatro instrumentos de cuerda, que los encontrarás fabricados con diferentes
materiales y que comparten vitrina con una flauta, un clarinete y dos tambores.
* Te invito también a buscar en el diccionario aquellas palabras que no conozcas, que puede que haya alguna.